top of page

El tren

  • Writer: Dankris
    Dankris
  • Oct 17, 2012
  • 2 min read

Una tarde de mayo yo jugaba en mi recamara con mi tren, de repente oí unos ruidos que venían de la habitación de mi madre. Fui allá y lo que jamás creí ver estaba sucediendo frente a mí, me entro un sentimiento de rabia, no sabía qué hacer, fue entonces cuando se me ocurrió sacarle provecho y joder al hombre que acompañaba a mi madre. Entonces se oyó la puerta principal abrirse corrí asustado hacia el armario, oí como la puerta se cerraba y una voz a lo lejos llamaba a mi madre. Para mi mala o buena suerte el sujeto se escondió también en el armario, pero no se percató de mi presencia, escuchaba como a toda prisa mi madre se vestía, se calzaba y baja las escaleras; era mi padre, un gran compositor de literatura especializado en oda y poema.

Estando ahí pensé en darle un gran golpe en su grande y fea nariz, pero pensé que sería mejor sacarle dinero.

- ¡Oye tú!

- ¡Ay que susto me diste niño!

- Yo estoy contigo en este armario y mi madre está en la sala con mi padre, si pego un grito mi padre correría hasta aquí y te vería escondido en el armario como los ladrones. Lo cual eres pues fuiste tú quien le quito su único y verdadero amor.

- No, no grites. Aunque tu madre te hará la pescuda de como llegaste aquí, si estas castigado.

- ¿Tú crees que se acuerde de interrogarme? cuando puede perder el amparo de mi padre si él te ve aquí. Pero yo puedo evitarte todo eso si me compras mi avión por $50.

- Estás loco, es mucho dinero.

- ¡Grito!

- Shhh, te lo compro, pero en $30

- ¡Já! ¿Tú piensas que esa con psicología barata me vas a convencer? $50 o grito.

- Bien, $50 entonces, pero no grites mocoso.

- No gritaré, pero tengo un tren que ya me aburre... Te lo vendo por $25.

- ¡Y te crees! ¿Qué voy a hacer yo con un tren?

- Yo qué sé, lo que sí sé es que si no aceptas grito.

- ¿Sabes qué? Grita todo cuanto quieras, puedo oír a tu madre subir de regreso parece que tu padre se fue otra vez.

Para mi mala suerte, mi madre, abrió en ese instante el armario y al verme ahí metido con su amante me regaño y por desobediente me mando a la iglesia a pedir perdón por mis pecados, esto es algo que es muy común en nuestra cultura e ideología.

Al siguiente día fui para arreglar mis cuentas con la iglesia y supuestamente con Dios, aun no logro entender porque la gente se empeña en meter a Dios y al diablo en todo. Después de varios minutos llegué a la iglesia y entré al confesionario, el padre con mucho amor y misericordia me preguntó:

- ¿Hijo, por qué has venido?

-Padre, vine a venderle mi tren por $50.

- ¡Y vuelves a joder con el mismo tren!

Recent Posts

See All
Coquí trovador

La noche ya se mecía entre la trova del coquí, y el coquí canta y cantaba por años sin cesar, su voz elevó para dejarse notar cuando una...

 
 
Un pollito en la Antártida

Entre las cálidad tierras de las islas caribeñas se encontraba un pollito muy peculiar, éste pollito no quería ser gallito quería...

 
 

© 2021 by Dankris, Proudly created with Wix.com

bottom of page